La hamaca es un lujo de los yucatecos, el lugar donde nos conciben, nos arrullan de niños, descansamos, amamos, nos relajamos, donde nos mecemos al ritmo del Mayab, dice Conchi León.
Para ella “no hay nada más gozoso para un niño yucateco que sentarse en su hamaca y mecerse escuchando una canción o mientras la abuela le cuenta un cuento”.
Es el elemento transmisor de conocimiento, un medio para ganarse la vida, fomenta la equidad de género ya que no se le identifica como una actividad para hombres o mujeres, es lúdico y sexual, también abraza ante la pérdida, porque cuando ocurre, la hamaca sigue, se mece tendida, de aquí para allá, de allá para acá…
“Es un objeto que sólo el yucateco sabe cómo se puede amar”, define el creador Hericko Delfín, quien realizó Homenaje Pixán, obra que rinde un homenaje a las hamacas, “para que pudiéramos reflexionar de nuestra vivencia o alguna historia que pudimos tener de niños y ahora nos haga recordar”.
Pero también es un “instrumento de ausencia”, como lo quiso reflexionar el artista plástico en una de sus piezas, pues aborda un tema muy sensible: el suicidio.
En las cárceles de la península de Yucatán luce como fuente de empleo, y no es difícil imaginar que alguna vez el objeto urdido en las manos de un preso que cumple su condena y busca reincorporarse a la sociedad, llegó a las manos de alguna de sus víctimas.
La hamaca se mece en la prisión y en las playas de la península…
Es terapia, por ejemplo, decenas de personas adultas mayores, hombres y mujeres jubilados, acuden a la Casa de Día, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) "Palomas de la Paz”, donde han formado una familia, se sienten libres, felices, acompañados, y descargan sus energías en sus creaciones.
Pasan el tiempo entre los hilos, urdiendo y urdiendo por horas y contando historias sin fin; recuerdan a los que se adelantaron en el camino, a los hijos que se han ido y no han regresado a visitarlos, y los momentos de alegría que comparten mutuamente.
Y es esperanza, muchos artesanos lograron seguir activos desde que empezó la pandemia e incluso hay quienes mejoraron sus ingresos con todo y la crisis económica.
En este especial, en el marco del día nacional de la hamaca, el 22 de julio, La Jornada Maya presenta diversas facetas de este objeto de identidad en la península de Yucatán, que generación tras generación va evolucionando, sin perder su esencia, relajando la existencia.
En el especial La urdimbre del goce: El arte de patear pared, en el marco del Día Nacional de la Hamaca que se celebra este 22 de julio, La Jornada Maya presenta diversas facetas de este objeto de identidad en la península de Yucatán, que generación tras generación va evolucionando, sin perder su esencia, relajando la existencia.
Fuente: La Jornada Maya